La guerra con Chile abarcó de 1879 a
1883, las causas de esta guerra se encuentran en la grave
crisis financiera por la que atravesaba Chile por lo que quiso apoderarse de
las ricas Salitreras de Atacama (de Bolivia) y de Tarapacá (del Perú). Surgido
de más antes el conflicto entre Chile y Bolivia, el primero apeló al pretexto del
impuesto de los 10 centavos del quintal de salitre exportado, que Bolivia había
creado para agravar a la Compañía Anónima de Salitre y Ferrocarril de
Antofagasta, constituida por capitalistas chilenos y que Chilenos sostenía que
era ilegal porque según anterior tratado firmado entre ambos países, la
exportación de salitre debía estar libre de todo gravamen. Y sin mediar mayor
explicación ocupó territorio boliviano.
Mariano Ignacio Prado que gobernaba el Perú, decidió
enviar al diplomático peruano Don José Antonio Lavalle, en calidad de mediador,
pero Chile, deseoso de envolver a nuestro país en la contienda alegando la
existencia de una alianza secreta entre Perú y Bolivia, declaró la guerra al
Perú el 5 de abril de 1879, en circunstancias de que nuestro país no se
encontraba preparado para ello.
“El desarrollo del conflicto presenta 3 fases: la Campaña
Marítima, la Campaña Terrestre del sur y La Campaña de Lima, con la
resistencia, hasta el tratado de Ancón.”
La campaña marítima debía definir el
dominio del Pacífico, necesario para conducir fuerzas al teatro de la guerra, ya que ni Chile ni
el Perú, disponía de caminos o ferrocarriles. Esta era la razón por la cual,
Chile, de tiempos atrás, había cuidado de conformar convenientemente su
escuadra. Esta campaña registró los siguientes principales combates: El de
Iquique, el 21 de mayo de 1879, en le que nuestro monitor "Huáscar"
hundió a la cañonera chilena "Esmeralda", mientras nuestra Fragata
"Independencia", al perseguir a la "Covadonga", encalló en
Punta Gruesa perdiendo así el Perú la mejor unidad de nuestra escuadra; el
Combate de Angamos, el 8 de octubre del mismo año, en que el monitor
"Huáscar", después de admirables hazañas, fue cercada por la naves
enemigas y capturada cuando el abordaje consiguió cerrar sus válvulas que
habían sido abiertas por los defensores para que no cayera en manos del
enemigo. El comandante del monito, don Miguel Grau, llamado "El Caballero
de los Mares", murió heroicamente en la acción, acompañándole muchos en el
paso a la inmortalidad, la pérdida de nuestro Huáscar dio a Chile el dominio
del mar.
La
Campaña Terrestre del Sur, comprendió: La de Tarapacá y la de Tacna y Arica. La de Tarapacá
registra las siguientes acciones, la captura de Pisagua, defendida por el
teniente coronel Isaac Recabarren (2 de noviembre de 1879);
la batalla de San Francisco (18 de noviembre), adversa al
Perú; y la batalla de Tarapacá (27 de noviembre), en la que nuestras fuerzas
sin embargo de estar cansadas derrotaron a los chilenos.
Mientras se realizaban estos acontecimientos, se habían
operado cambios políticos en el Perú y Bolivia. El presidente Prado, como
dijimos anteriormente emprendió viaje al extranjero, dejando el poder al
anciano general La Puerta, quien fue puesto el 21 de diciembre por don Nicolás
de Piérola que asumió la dictadura en horas graves para la patria. En Bolivia,
como el presidente Hilarión Daza, ganado por la diplomacia chilena, se volvió
traidor de a quebrada de Camarones, dejando de auxiliar al ejército de
Tarapacá, un comicio popular destituyó a Daza y poco tiempo después un nuevo
motín llevaba a la presidencia al general Narciso Campero.
La
Campaña de Tacna comprendió: la batalla de Alto de la Alianza (26 de mayo de
1880) con la intervención de las fuerzas bolivianas al mando de Campero y que fue
adverso a los aliados; y la de Arica: (7 de junio del mismo año) en que todos
sus defensores cumplieron más que su deber, siguiendo el heroico ejemplo del
anciano coronel, don Francisco Bolognesi.
La
campaña sobre Lima de inició con el desembarco del ejército chileno en Pisco y Chilca entre
noviembre y diciembre de 1880, culminó esta campaña con las acciones de San
Juan (13 de enero de 1881) y de Miraflores (15 de enero), adversas al Perú y
que determinaron la ocupación de la capital por los chilenos.
organizó la resistencia en el centro y tras heroicas marchas obtuvo
sobre el enemigo las siguientes victorias de Pucará (5 de julio de 1882),
Marcavalle y Concepción (9 de julio); mientras Iglesias en el norte había
obtenido el triunfo de San Pablo (13 de julio).
Conducido preso a Chile el presidente provisorio, Dr.
Francisco García Calderón, designado por una asamblea de notables, reunida en
Lima, por no aceptar condiciones de paz, concesión territorial considerando que
una victoria sobre Chile era casi imposible; y ante el fracaso de las
negociaciones de paz con la intervención de Los Estado Unidos del anterior,
Iglesias dirigió una proclama a la nación, desde la hacienda Montan, instando
al país a negociar la paz con Chile, por nuestros propios medios, así convocó
una asamblea legislativa que le nombre presidente regenerador y la autorizó
hacer la paz con Chile.
Los chilenos, al constatar la sinceridad de Iglesias,
decidieron negociar la paz con el. Pero como estas podrían ser entorpecidas por
Cáceres o su actitud de resistencia podría determinar que los peruanos no
aceptaran condiciones severas, decidieron eliminar al héroe de la Breña,
logrando derrotarlo en la batalla de Huamachuco, el 10 de julio de 1883,
habiendo sido el mártir de esta acción, el coronel Leoncio Prado.
El tratado que puso fin a la guerra
fue el de Ancón, firmado el 20 de octubre de 1883, por el cual el Perú cedía a Chile
definitivamente la provincia litoral de Tarapacá y este último quedaría en
posesión de Tacna y Arica, hasta por 10 años, al cabo de los cuales, se
llevaría a cabo plebiscito o consulta popular, para saber si esta provincias se
incorporaba al Perú o continuaban en poder de Chile. El país favorecido daría
al otro, 10 millones de pesos.
Las
consecuencias de la guerra fueron: La perdida total de
nuestra riqueza salitrera y parte del guano; depresión completa de nuestras
industrias y comercio; destrucción de las haciendas azucareras de la Costa
desaparición de nuestra moneda, y de muchas fortunas privadas; la ruina de
nuestro crédito exterior y el hecho de tener fronteras con Chile.
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